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Ana Alcolea presenta ‘Todas las que fui’, su nueva novela, en la Feria del Libro de Huesca

El profesor de literatura del Campus de Huesca José Domingo Dueñas le acompañará en la presentación de esta obra que publica Prensas Universitarias

Alcolea, que fue Premio de las Letras Aragonesas en 2019, vuelve al mundo de la ópera en esta novela en la que reflexiona sobre la vida, la vejez y la muerte

(Huesca, 3 de junio de 2023) La escritora Ana Alcolea, que fue Premio de las Letras Aragonesas en 2019, presenta este domingo, 4 de junio, ‘Todas las que fui’, su última novela, que ha publicado Prensas Universitarias. El profesor de literatura del Campus de Huesca de Unizar José Domingo Dueñas le acompañará en este acto, previsto para las 12:30 horas, con el que la Feria del Libro de Huesca -ubicada en la plaza del mercado- cierra su programa de presentaciones. En ‘Todas las que fui’ Alcolea vuelve al mundo de la ópera, presente ya en algunas de sus obras anteriores.Una famosa cantante, que en la vejez repasa los años vividos (sus viajes, sus amantes, su profesión, su éxito,...), y lospersonajes que “ha sido” a lo largo de su carrera en los escenarios sirven a la escritora zaragozana para introducir en su obra la reflexión sobre la vida, la vejez o la muerte.
 
Alcolea que, como Félix Teira, el otro Premio de las Letras Aragonesas que ha pasado por la Feria oscense a presentar una novela de Prensas Universitarias, ha hecho buena parte de su carrera en las colecciones de literatura infantil y juvenil, presenta con‘Todas las que fui’ su cuarta novela “para adultos”. Y posiblemente, considera, por los temas que aborda y por la “dureza” de la reflexiones que encierra, es la que puede quedar más lejos de la sensibilidad e intereses de ese público joven, con el que ha conseguido grandes éxitos en sus ya más de dos décadas de escritora.
 
Narrada en primera persona, y escrita con voluntad de que la historia tenga “verdad”, ‘Todas las que fui’ no quiere ser una novela sobre una mujer concreta, si no “la historia de todos y cada uno de los lectores”, la de cualquier persona, señala su autora, huyendo de maniqueismos o heroicidades, sin sucesos espectaculares, incorporando las contradicciones que hay en cualquier vida. También estructuralmente, con una narración lineal, incluso menos compleja que la de relatos anteriores en los que combina distintas tramas, y estilísticamente, en un texto con el que no pretende ser rupturista, su narración parece querer ser coherente con ese propósito de verdad y de conexión con la vida de la mayoría.
 
Georgina Escuer, escribe, “fue mujer, amante, amiga, discípula. No quiso ser madre. Fue, por encima de todo, artista, cantante de ópera. Fue todos los personajes que interpretó. Y ellos la fueron forjando”. Zaragoza, Barcelona, Milán, Múnich, Venecia componen su vida, en 38 capítulos y 300 páginas, como Italia, Noruega, Galicia y Aragón la de su creadora.
 
La música hilvana su trayectoria. Y también está muy presente en la de Ana, ya sea colándose como oyente a las clases de canto de Montserrat Caballé en Zaragoza; escribiendo un libro divulgativo sobre ‘El maravilloso mundo de la ópera’ -”no sólo para adolescentes”-, a petición de Anaya; ideando un relato, no publicado en España,‘El viaje de las estrellas doradas, donde partituras y libretos son fundamentales para la salvación de refugiados judíos que huyen de los nazis; o redactando una fantasía sobre la vida de Beethoven -‘Beethoven y el silencio atronador’-, que ilustra Javier Hernández en una colección de Libros de Ida y Vuelta que, quizá sin pretenderlo, se vuelca con músicos y también con mujeres (Chavela Vargas, Billie Holliday) que, como Georgina Escuer, viven para cantar.
 
Ana Alcolea nació en Zaragoza, “en una familia obrera”,precisa, viviendo en una casa del barrio de Torrero, en la que sus padres se preocuparon de que nunca le faltaran libros. La Universidad Laboral, en los años de la Transición, y la Facultad de Filosofía y Letras, a mediados de los 80, recuerda, le ofrecieron el caldo de cultivo perfecto para forjar su pasión por la literatura. “La hija del chapista”, que pasó sus años de estudio “vestida con chándal y zapatillas” para poder llegar a tiempo a las clases de gimnasia rítmica que daba en un colegio del Actur y ganarse así algo de dinero, se encontró en las aulas de la Universidad de Zaragoza con un equipo de profesores “sin parangón” -entre los que estaban Aurora Egido, Teresa Cacho, José Carlos Mainer, Túa Blesa o Agustín Sánchez Vidal- y con un grupo de compañeros -Cristina Grande, Manuel Vilas, Javier Sebastián, Alfredo Saldaña o María Ángeles Naval son algunos de ellos- que harían de la literatura parte de su vida, como escritores o como profesores. Tras su paso por esa Facultad -que la nombró “Alumna Distingida” hace cuatro años- se dedicaría a la enseñanza, como profesora de Lengua y Literatura, y, desde 2001, año en que publicó su primera novela, también a la escritura. Desde entonces han visto la luz con su firma más de 30 títulos, habiendo obtenido por su obra premios como el “Cervantes Chico”, el “Artes y Letras” de Heraldo, el de la Fundación José Antonio Labordeta o, en 2019, el Premio de las Letras Aragonesas.