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Shigemitsu Tanaka, superviviente de Hiroshima y Nagasaki y miembro de la ONG Nihon Kidankyo galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2024, visita la Universidad de Zaragoza

La ONG, formada por supervivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, trabaja para recordar al mundo el devastador impacto de las armas nucleares
Este sábado, 18 de enero a las 19.00h en el Aula Magna del Paraninfo, se realizará un acto con la participación de Shigemitsu Tanaka, representante de la ONG Nihon Hidankyo. En el evento intervendrán, además del rector de la Universidad de Zaragoza, Carlos Umaña, Premio Nobel de la Paz 1985, así como representantes de la Asamblea Ciudadana por la Paz de Zaragoza y de la Asociación Cultural Aragón-Japón
Cartel

(Zaragoza, miércoles 15 de enero de 2025). Shigemitsu Tanaka, representante de la ONG japonesa Nihon Hidankyo, visitará la Universidad de Zaragoza este sábado 18 de enero para participar en un acto conmemorativo. La organización, recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2024, fue creada en 1986 por 800 supervivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. La ONG ha sido reconocida por su incansable lucha por un mundo libre de armas nucleares y por el testimonio de sus miembros, quienes aseguran que las armas nucleares nunca deben volver a usarse.

El acto tendrá lugar a las 19:00 h en el Aula Magna Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, con entrada libre hasta completar el aforo, y contará con la participación de Shigemitsu Tanaka, junto a José Antonio Mayoral, rector de la Universidad de Zaragoza; Carlos Umaña, miembro de la Junta Directiva de ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons) y Premio Nobel de la Paz 1985; Yayoi Tsuchida, secretaria general de Gensuikyo (Consejo Japonés contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno); Carmen Magallón, presidenta de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz; y Adolfo Burriel, miembro de la Asamblea Ciudadana por la Paz y contra las Guerras.

Tanaka tenía solo 4 años cuando el 9 de agosto de 1945 la bomba atómica cayó sobre Nagasaki. En su intervención, recordará cómo vio un destello blanco cegador en el cielo, seguido del estruendoso sonido de la explosión. En ese momento, jugaba en el jardín con su abuelo y su hermano, quienes fueron golpeados por la onda expansiva, mientras todos los cristales de la casa se rompían y las puertas volaban por los aires.

Las bombas atómicas convirtieron ambas ciudades en ruinas. Los intensos rayos de calor, con temperaturas que alcanzaron varios miles de grados, carbonizaron a las personas en segundos. Más de 600.000 personas fueron expuestas a la radiación, y alrededor de 200.000 murieron en el transcurso de ese año.

Tanaka compartirá en el Paraninfo cómo su padre fue reclutado por el equipo de rescate militar y cómo su madre fue enviada a una escuela cercana para atender a los heridos. Ella le contó que las lesiones eran tan graves que no podía distinguir si las personas eran hombres o mujeres. Sin medicamentos ni vendajes, lo único que podían hacer era quitar los gusanos y fragmentos de cristal de los cuerpos de las víctimas, limpiándolos con toallas mojadas en agua salada hervida.

A raíz de su exposición a los sobrevivientes, la madre de Tanaka desarrolló la \"sarna de la bomba atómica\" y sufrió enfermedades hepáticas y tiroideas a lo largo de su vida, mientras que su padre falleció de cáncer.

Tanaka también hará hincapié en que el gobierno de Estados Unidos nunca envió suministros médicos a Hiroshima y Nagasaki y que, en lugar de atender a las víctimas, encubrió el daño causado por las bombas.

La organización Nihon Hidankyo fue fundada en 1956 por 800 supervivientes para exigir la abolición de las armas nucleares y la compensación por los daños causados por la bomba atómica. En enero de 2021, entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, al que se han adherido 73 países. Sin embargo, la amenaza del uso de armas nucleares persiste, con Rusia haciendo constantes alusiones a su utilización y con Israel mencionando esta opción en diversas ocasiones.

Por todo ello, los supervivientes de segunda y tercera generación siguen trabajando para contar sus historias al mundo, luchando por un futuro sin armas nucleares ni guerras, con el firme propósito de evitar que la humanidad se destruya a sí misma.