Un estudio internacional liderado por la Universidad de Zaragoza da un paso más en el conocimiento de las dinámicas de circulación oceánica en condiciones de calor extremo
Esta investigación, desarrollada por un equipo internacional, abre nuevos interrogantes sobre cómo funcionaban los océanos en un mundo más cálido e invita a reconsiderar los modelos climáticos actuales
Este trabajo, publicado en la prestigiosa revista Geology, pone de manifiesto la compleja dinámica de la circulación oceánica en condiciones de calor extremo

(Zaragoza/Utrecht, miércoles, 2 de abril de 2025). Un estudio liderado por la Universidad de Zaragoza, realizado a partir de fragmentos de peces fósiles de sedimentos oceánicos, ha permitido detectar una intensificación de las corrientes oceánicas profundas en el Pacífico suroeste hace 52 millones de años, durante el clima invernadero del Eoceno, desafiando la comprensión de la circulación oceánica en un mundo de estas características, similares a las que nos dirigimos en la actualidad. La investigadora predoctoral Irene Peñalver y la catedrática de paleontología Laia Alegret, investigadoras del grupo ‘Extinción y Reconstrucción Paleoambiental’, adscrito al Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, han estado al frente de esta investigación, desarrollada por un equipo internacional formado por investigadores de 6 países diferentes.
El estudio ha revelado que, en un contexto de altas temperaturas globales y ausencia de hielo en los polos, un flujo de agua de fondo se dirigió hacia Zelandia, el continente actualmente sumergido cuyas cumbres conforman Nueva Zelanda. La composición química de los restos de peces analizados indica que esta masa de agua se originó en las proximidades de la Antártida, un fenómeno que desafía las comprensiones previas sobre la circulación oceánica en climas de invernadero.
El equipo de investigación ha rastreado las antiguas corrientes oceánicas analizando la \"firma química\" de restos de peces encontrados en el lecho marino, a través de las proporciones de diferentes isótopos del elemento neodimio, un indicador de la ubicación superficial de una masa de agua antes de hundirse en las profundidades.
El análisis se ha basado en el estudio de fósiles marinos extraídos durante la expedición internacional del International Ocean Discovery Program a Zelandia en 2017, en la que participó Laia Alegret. \"Estos sedimentos marinos nos proporcionan un registro clave de la evolución de Zelandia, del clima y de las corrientes oceánicas durante los últimos 70 millones de años\", señala Alegret.
\"Hemos podido extraer fragmentos de peces fósiles de los sedimentos oceánicos y analizar su composición química. La firma isotópica de neodimio nos indica que el agua de fondo en el sitio de perforación U1510 procedía de las cercanías del continente antártico\", explica Irene Peñalver-Clavel, primera autora del estudio. Y añade: “Esto sugiere que la formación de agua densa en la plataforma antártica o cerca de ella impulsó la creación de una nueva corriente de fondo que se adentró en el Océano Pacífico suroeste”.
Durante el Eoceno (hace 52 millones de años), las temperaturas globales eran unos 13 grados centígrados más altas que en la actualidad, y la Antártida estaba completamente libre de hielo, lo que hace más intrigante este hallazgo. \"La formación de una nueva corriente de agua de fondo es sorprendente en un clima de invernadero, ya que las aguas necesitan enfriarse en la superficie para volverse lo suficientemente densas como para hundirse\" explica la investigadora Sietske Batenburg, de la Universidad de Utrecht.
Este hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Geology, pone de manifiesto la compleja dinámica de la circulación oceánica en condiciones de calor extremo. Comprender estos mecanismos del pasado es crucial para anticipar y mitigar los efectos del cambio climático futuro, ya que el océano juega un papel fundamental en la distribución del calor en nuestro planeta. “Esta investigación abre nuevos interrogantes sobre cómo funcionaban los océanos en un mundo más cálido e invita a reconsiderar los modelos climáticos actuales”, reflexiona Peñalver-Clavel.
Enlace al artículo: Peñalver-Clavel, I., Batenburg, S.J., Sutherland, R., Dallanave, E., Dickens, G.R., Westerhold, T., Agnini, C., and Alegret, L., 2025. Intensified bottom water formation in the southwest Pacific during the early Eocene greenhouse—Insights from neodymium isotopes. Geology 2025; doi: https://doi.org/10.1130/G52974.1.
Imágenes:
- Interpretación de la geografía y corrientes oceánicas en el Pacífico suroeste hace 52 millones de años
- Laia Alegret, Irene Peñalver-Clavel y Sietske Batenburg
- Una muestra de microfósiles del Pacífico suroeste, con un diente de pez que fue disuelto para investigar la abundancia de isótopos de neodimio.