INVESTIGACIÓN Y TRANSFERENCIA

INVESTIGACIÓN

Una investigadora de la Universidad de Zaragoza averigua el motivo de los dientes rojos de las musarañas

El trabajo determina que el color rojo es consecuencia de los compuestos de hierro que las musarañas tienen en sus dientes, permitiéndoles morder sustancias de gran dureza

El estudio incluye una reconstrucción paleoambiental que puede ayudar a predecir lo que ocurrirá en el cambio climático actual

La investigadora del grupo Aragosaurus del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, Raquel Moya Costa, muestra en su tesis doctoral el motivo, hasta el momento desconocido, de una coloración roja en el esmalte dental de un considerable número de especies de musarañas, tanto actuales como fósiles.

Los resultados de su estudio muestran que el color rojo es consecuencia de los compuestos de hierro que las musarañas tienen en sus dientes. Además, las conclusiones sugieren que su función principal podría ser fortalecer el esmalte dental y permitirles morder sustancias de alta dureza. Estos mamíferos tienen un metabolismo muy acelerado y necesitan alimentarse constantemente. Comen lombrices, escarabajos, animales con caparazón duro e invertebrados sobre todo, por lo que sus dientes están sometidos a altos niveles de estrés mecánico.

Sin embargo, los compuestos de hierro de sus dientes no solo serían un refuerzo y una protección contra la rotura y desgaste de los sientes, sino también podrían aportarle resistencia contra los ácidos y lograr una mejor conservación de su dentición. Moya ha precisado en su investigación la incorporación del hierro en el esmalte. Al parecer, se da de forma diferente en los distintos géneros de musarañas, por lo que podría responder a diferentes funciones en cada especie.

El estudio incluye una reconstrucción paleoambiental de un tramo del yacimiento de Gran Dolina en Atapuerca. Este tipo de reconstrucciones permiten identificar el clima y las condiciones del territorio en determinados tiempos geológicos a través del estudio de las asociaciones de especies de micromamíferos. Por ejemplo, puede determinarse que en una zona había un ambiente acuático si los restos depositados en ese tiempo concreto son de alguna especie acuátil o, si por encima de esa zona, hay otra área con restos de conejos ratones o topillos de zonas más secas, indica que el ambiente se aridificó. De esta manera, y comparando con otros terrenos, estudian cómo ha cambiado con el paso del tiempo el medio ambiente o el clima en una zona.

De la reconstrucción realizada en la investigación de Moya, puede concluirse que en la transición del Pleistoceno Inferior (2,5-1,8 millones de años) al Pleistoceno Medio (0,7-0,1 millones de años) hay una aridificación del medio. Antes había prados más húmedos y más zonas de agua. Este proceso de aridificación propicia la desaparición de muchas especies típicas del Pleistoceno inferior, entre las que se encuentran dos especies de musarañas gigantes.

“Al analizar qué ocurre en los cambios climáticos del pasado observamos que la biodiversidad disminuye. Tenemos que tener esto en cuenta para predecir lo que ocurrirá en el cambio climático actual, aunque ya podemos ver algunos efectos”, añade la investigadora.

El trabajo de campo ha sido llevado a cabo en los yacimientos de Atapuerca, durante las campañas 2014-2018. Para los estudios del hierro ha sido necesario el uso de diferentes microscopios electrónicos y técnicas de nanotecnología. Este estudio ha contado con la colaboración de los Servicios de Apoyo a la Investigación de la Universidad de Zaragoza (SAI), Laboratorio de Microscopías avanzadas (LMA), el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) y el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE).

Además, la tesis doctoral presenta reconstrucciones en 3D de los cráneos de las musarañas, que aparecían siempre fragmentados o desarticulados. Raquel Moya Costa ha desarrollado un método para realizar reconstrucciones de los cráneos a partir de fragmentos de diferentes individuos, aplicable también a más especies animales. Este método combina técnicas de reconstrucción utilizadas en paleontología con modelado 3D, más utilizado en el arte y el diseño. Este método es accesible también para un público no especializado en el uso del 3D, de uso libre y disponible en este artículo de PLOS ONE, que ya cuenta con más de 350 descargas.

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