Un proyecto europeo plantea aprovechar los residuos agrícolas de industrias agroalimentarias durante sus épocas de baja actividad para producir nuevos bioproductos
Reaprovechar sus equipos e instalaciones podría reducir un 20% el coste y originar ahorros de 1-2 millones de euros en los primeros diez años
Aprovechar la estacionalidad de algunas agroindustrias para crear nuevas líneas de negocio basadas en bioproductos. Ese es el objetivo principal del proyecto europeo AGROinLOG, que entre otras alternativas, pretende utilizar los residuos agrícolas bien para producir combustibles competitivos en el sector industrial y/o de servicios, como materias primas para la fabricación de muebles, o como base para la obtención de productos químicos.
Este proyecto es una iniciativa financiada por la Comisión Europea con cerca de 6 millones de euros. Cuenta con la participación de 15 entidades de siete países europeos, entre los que se encuentran Zaragoza Logistics Center, Agroindustrias Pascual Sanz, Cooperativas Agro-alimentarias España y CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos de la Universidad de Zaragoza), que es el coordinador del proyecto. Juntos combinarán sus esfuerzos para configurar y optimizar las nuevas cadenas logísticas y reutilizar residuos generados en la producción de alimentos.
De este modo se conseguirá transformar un residuo en un recurso local y sostenible y, al mismo tiempo, mejorar la competitividad de las agroindustrias que presentan periodos de baja actividad. Estas industrias podrán reaprovechar parte de sus instalaciones y equipos para generar una nueva línea de negocio que les permita mitigar su carácter estacional. Para ello, podrán proveerse de los residuos agrícolas generados en su propia actividad, o de los de zonas o industrias próximas.
Esto permitirá a las agroindustrias generar una nueva actividad con un 20 % menos de gastos de los que serían necesarios si se empezara de cero. Concretamente, los primeros análisis efectuados a las agroindustrias piloto han arrojado que se podrían alcanzar ahorros de 1-2 millones de euros en los diez primeros años de operación. En algún caso esta cifra podría llegar incluso a superar los 10 millones de euros.
Los nuevos modelos de negocio se pondrá a prueba en 3 centros logísticos integrados para las industrias del cereal (en Suecia), del aceite de oliva (en Grecia), y del forraje (en España). Concretamente en España será la agroindustria Pascual Sanz la que desplegará las nuevas líneas de negocio en sus instalaciones. Los trabajos perseguirán desde la incorporación de pélets de origen agrícola en el mercado energético hasta la obtención, a partir de los residuos de cereal, de compuestos químicos como el furfural o el ácido leuvínico, o la producción de tableros.
La colaboración con el resto de socios será fundamental en esta tarea, para lo que se han buscado distintos perfiles técnicos que cubran cada punto de la nueva cadena. Así, Zaragoza Logistics Center trabajará en el análisis y el modelado de un proceso logístico que haga viable el proyecto. CIRCE, además de coordinar el proyecto, desarrollará los modelos de negocio y las estrategias de explotación para las agroindustrias, verificando los procesos de obtención y la calidad de los productos. Ambas entidades colaborarán en la definición de los impactos medioambientales, sociales y económicos de estas iniciativas.
Finalmente, Cooperativas Agro-alimentarias de España se encargará de la diseminación de estos resultados y la colaboración con otras agroindustrias para favorecer su replicación en otras empresas. Y es que además de en las tres plantas piloto, también se harán estudios específicos a otras actividades para tratar de llevar el nuevo conocimiento al mayor número de industrias posible. De esta forma se explorarán las posibilidades de distintos tipos de industrias agroalimentarias en función de sus actividades actuales y cuáles se podrían integrar en el futuro de acuerdo al tipo de producto, su impacto en el mercado, etc.
Reunión de lanzamiento del proyecto
A principios de este mes CIRCE, en su sede de Zaragoza, acogió la reunión de lanzamiento del proyecto, a la que asistieron más de 30 profesionales de las entidades integrantes del consorcio. En esta reunión se establecieron las bases de los primeros trabajos y se acordaron algunas pautas para seguir a lo largo de los tres años y medio de ejecución del proyecto.
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