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Fallece el geólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza Luis Francisco Auqué Sanz
Sus principales investigaciones se dedicaron al almacenamiento geológico profundo de residuos radiactivos y a la captura y almacenamiento de CO₂
Luis Francisco Auqué Sanz dedicó más de 40 años de su vida profesional a la Universidad de Zaragoza, entregado al estudio de la geoquímica de las aguas superficiales y subterráneas. Su vasto conocimiento y rigor científico fueron aplicados a múltiples problemas vinculados al deterioro natural y antrópico del planeta y del patrimonio cultural.
Como buen geólogo, recorrió numerosos lugares del mundo dejando una huella profunda con sus investigaciones, siempre orientadas a generar conocimiento útil para la sociedad en este complejo siglo XXI. Entre sus contribuciones más relevantes, destacan los estudios sobre aguas termales y geotermia en enclaves emblemáticos de Aragón y de otras regiones de España, así como sus trabajos sobre contaminación de suelos y aguas, y los procesos de salinización en España, el norte de África y Sudamérica.
De especial relevancia social fueron sus aportaciones al entendimiento de los efectos de la salinización sobre el patrimonio histórico-arquitectónico aragonés, con investigaciones que contribuyeron a la conservación de monumentos tan significativos como es el Monasterio de Sijena.
No obstante, la línea de investigación de mayor proyección internacional y de mayor impacto económico y social, sobre la que construyó y lideró su grupo durante más de 30 años, fue la dedicada al almacenamiento geológico profundo de residuos radiactivos en países como Suecia, Francia, Brasil o Groenlandia, así como a la captura y almacenamiento de CO₂, una estrategia clave en la lucha contra el cambio climático.
Su trayectoria académica quedó plasmada en numerosos libros y publicaciones científicas, y se refleja también en el legado humano que deja: generaciones de doctorandos y discípulos que, bajo su dirección, se formaron como investigadores y hoy continúan extendiendo su influencia mucho más allá de nuestras fronteras.
El compromiso constante de Luis Auqué con la aplicación de la geoquímica a los grandes retos de nuestra sociedad, desde la preservación del patrimonio hasta la mitigación del cambio climático, constituye una herencia científica y ética de enorme trascendencia.
Su pérdida resulta doblemente dolorosa: además de un investigador brillante y un profesor ejemplar, se va una persona generosa, un compañero entrañable y un amigo admirable.