Primeros pasos para la constitución de la Fundación del Instituto de Nanociencia de Aragón

 Aragón ha logrado situarse en los últimos años en la vanguardia de la investigación en Nanociencia y Nanotecnología de la mano del Instituto de Nanociencia de Aragón (INA) de la Universidad de Zaragoza. Ahora se busca dotar a este instituto con una Fundación con participación público-privada y con entidad jurídica propia, que le permita concurrir a convocatorias de excelencia muy competitivas, como la “Severo Ochoa”, con una potente financiación plurianual, y con capacidad para atraer y retener talento científico del mayor nivel.

 

Este es el objetivo del Consejo de Gobierno de la Universidad de Zaragoza que hoy ha aprobado su participación en la Fundación  Instituto de Nanociencia de Aragón (Fundación INA), cuya creación se llevará a cabo junto al Departamento de Industria e Innovación del Gobierno de Aragón y las empresas de fuerte base tecnológica Samca y Abengoa Research. Tras este primer paso, debe ser aprobado por el Consejo Social de la Universidad de Zaragoza, y, posteriormente, será elevado al Gobierno de Aragón, para que formalice la creación de dicha fundación.

 

La constitución de la Fundación INA es uno de los tres retos estructurales en los que ha trabajado el Vicerrectorado de Política Científica en el actual mandato. Dos de ellos relacionados con la estrategia de impulsar centros de investigación en otros ámbitos científico-tecnológicos, y que se ha materializado con la propuesta  del Instituto universitario de investigación Agroalimentario (IA2), mixto con el CITA, y del Instituto Fundación en el ámbito biomédico (IIS-Aragón), mixto con el IACS y los hospitales universitarios Clínico Lozano Blesa y Miguel Servet.

 

El tercero, la creación de esta fundación, surge de la estrategia de impulsar un centro científico de excelencia, con una estructura jurídica que le permita poder concurrir al programa de acreditación de Centros de Excelencia “Severo Ochoa”, promovido por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España y con una financiación plurianual de un millón de euros al año.

 

En el momento de su creación manifiestan su intención de adscribirse a la Fundación INA un total de diez  grupos de investigación reconocidos por el Gobierno de Aragón como son  Oncología Médica (OM), Cristales Líquidos y Polímeros (CLIP), Magnetismo en Nanoestructuras y sus aplicaciones (MAGNA), Chips Moleculares (MOLCHIP), Magnetismo de Sólidos (MS), Catálisis, Separaciones Moleculares e Ingeniería de Reactores (CRG-INA), Películas y Partículas Nanoporosas (NFP), Grupo de Biosensores Analíticos (GBA), PLATON y Grupo de Nanoterapia y Nanobiosensores (GN2).

 

El INA, con 140 personas contratadas, es un instituto de investigación de referencia en el ámbito de la nanociencia a nivel nacional, líder en captación de proyectos europeos (tres investigadores European Research Council (ERC), es decir, de la máxima nivel de excelencia), con gran éxito en transferencia y número y calidad de publicaciones y una elevada producción científica, con más de 150 artículos científicos internacionales yuna media de 15 tesis doctorales al año, con empresas spin-off y un gran número de másters.

Aragón ha visto ampliado su potencial investigador en el ámbito de la nanotecnología desde el 2010, con la llegada al INA del microscopio electrónico Titán, considerado el más avanzado del mundo y el primero de estas características instalado en España y en todo el arco mediterráneo. Esto ha supuesto un salto cualitativo en la capacidad investigadora del Instituto de investigación de la Universidad de Zaragoza y, por tanto, de la comunidad autónoma aragonesa, que le ha proporcionado un nivel de excelencia tanto a nivel científico como empresarial en el ámbito de la nanotecnología y los materiales avanzados. Sus instalaciones han sido utilizadas por multitud de centros de investigación nacionales e internacionales y por más de una treintena de empresas de muy diversos sectores: textil, electrónica, bioquímica, farmaceútica y agroalimentaria, entre otras.

 

La oportunidad de observar la estructura microscópica de la materia por debajo de la escala de 1 angstrom (diez veces más pequeño que un nanométro, es decir, la mil millonesima parte del metro), que es el tamaño típico de los átomos, permite obtener imágenes de nanoestructuras con una resolución subatómica, así como de realizar estudios estructurales y químicos átomo a átomo para conocer las propiedades físicas de la materia en dicha escala.

Este desarrollo de la nanotecnología ha permitido generar nuevas aplicaciones en dispositivos electrónicos con magnetorresistencia gigante, como los lectores de los discos duros de los ordenadores; materiales catalíticos más eficientes para evitar la contaminación; nanomateriales biomédicos, que puedan almacenar y suministrar medicamentos en lugares específicos del cuerpo, como en un tumor; biosensores, para detectar virus, proteínas e incluso moléculas para el diagnóstico precoz de enfermedades, alimentos de mejor calidad, aguas más limpias y un medio ambiente más puro; o nuevos agentes de contraste para diagnostico por Resonancia Magnética Nuclear, basados en nanopartículas magnéticas que permiten visualizar mejor la formación incipiente de tumores.