CULTURA, POLÍTICA SOCIAL Y DEPORTE

PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD

Novedad PUZ: "Libros, bibliotecas y patrimonios. Una historia ejemplar", de Carlos Clavería Laguarda

La Ley del Patrimonio Histórico Español vigente, redactada en 1985, proclama que «busca, en suma, asegurar la protección y fomentar la cultura material debida a la acción del hombre en sentido amplio [… y] promover el enriquecimiento del [patrimonio] y fomentar y tutelar el acceso de todos los ciudadanos a los bienes comprendidos en él». Palabras loables. Los Presupuestos

Generales del Estado presentados al Congreso de los Diputados en enero de 2019 dotaban con 679 millones de euros al Ministerio de Cultura, y con 8863 al Ministerio de Defensa. Si unimos todos los ministerios de la guerra (Defensa e Interior) y los comparamos con los de la instrucción pública (Cultura, Educación e Investigación), aquellos ganan por 17 205 a 5412. Esto es, nuestra sociedad destina tres veces más a dizque protegernos que a formarnos, a conservar nuestras esencias fundamentales y a tutelar «la aportación histórica de los españoles a la cultura universal». Si se leen estos números en clave autonómica, con los millones distribuidos geográficamente de manera diversa, se podrá concluir que la cultura y la educación son divisibles, pero que la guerra no lo es. Es como si para preservar la unidad de destino en lo universal siguiera siendo más útil la espada que la pluma.

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