La demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer, se puede prevenir. Adoptando medidas adecuadas frente a los factores de riesgo se podría evitar hasta una quinta parte de los nuevos casos para el año 2025. Éste es el mensaje que se desprende de la declaración internacional de111 expertos en demencia, científicos y médicos, procedentes de 36 países, que han emitido un comunicado en Londres, dentro de la cumbre del G-8 sobre esta temática.
El catedrático e investigador de la Universidad de Zaragoza, Antonio Lobo, es uno de los científicos que ha colaborado en esta declaración, que también cuenta con el apoyo de investigadores de la Universidad de Zaragoza, del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón y del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, pertenecientes además al CIBERSAM (Instituto de Salud Carlos III).
Los expertos hacen un llamamiento con urgencia a los gobiernos para que apoyen más investigaciones sobre prevención y adopción de políticas de salud pública derivadas de los resultados de esta investigación. Además, han manifestado que la prevención es un poderoso enfoque adicional para el desarrollo de fármacos para el tratamiento de la demencia. El desarrollo de fármacos hasta ahora ha costado alrededor de 40.000 mil millones de dólares, sin ningún beneficio apreciable en el retraso de la progresión de la enfermedad.
Declaración:
Hacemos un llamamiento a los gobiernos de los países del G8 para que hagan de la prevención de la demencia uno de sus principales objetivos en salud:
-
La demencia más común (la enfermedad de Alzheimer) es irreversible, y se desarrolla lentamente durante muchos años.
-
Los fármacos, hasta ahora, sólo han aliviado síntomas, pero no han sido eficaces contra la progresión de la enfermedad.
-
Aproximadamente la mitad de la gran disminución de la mortalidad provocada por enfermedades del corazón e ictus cerebral (accidentes cerebro-vasculares) en los últimos 50 años ha sido el resultado de las medidas de salud pública adoptadas para modificar los factores de riesgo. Confiamos en que el mismo enfoque funcionaría para la demencia.
-
Proponemos que se haga un esfuerzo coordinado para descubrir los factores de riesgo modificables de demencia y para aprovechar los ya identificados.
-
Se requiere colaboración internacional sobre ensayos clínicos a gran escala, que prueben si la modificación de los factores de riesgo conduciría a la prevención de la demencia.
-
Las autoridades competentes en salud deben tratar de identificar a las personas con riesgo elevado de contraer demencia en una etapa temprana, cuando la intervención es más probable que ayude.
-
Ya hay pruebas suficientes para justificar una acción inmediata. En aquellas personas con riesgo de desarrollar demencia deberían hacerse ensayos clínicos con los siguientes factores: ejercicio; control de azúcar en sangre, incluyendo el tratamiento de la diabetes; tratamiento de la depresión; tratamiento de la hipertensión; vitaminas del grupo B; ácidos grasos omega-3; el entrenamiento cognitivo y las actividades sociales.
-
Las políticas de salud pública deben animar a las personas de mediana edad para dejar de fumar, hacer ejercicio, comer una dieta rica en frutas, verduras y pescado (Dieta mediterránea); evitar llegar a la obesidad y diabetes, evitar el consumo excesivo de alcohol, tratar la presión arterial alta. En otras palabras: decirle a la gente que la adopción de un estilo de vida saludable puede ayudar a evitar la demencia como lo hace con otras enfermedades.
-
Es de destacar que la prevalencia de la demencia y el deterioro cognitivo en algunos países occidentales es ahora menor de lo previsto, posiblemente como resultado de cambios en el estilo de vida y la reducción de los factores de riesgo cardiovascular, aunque esto no significa necesariamente que a nivel mundial se vaya a ver considerablemente reducida la tendencia a la carga que suponen las demencias.
-
Estimamos que, aproximadamente, la mitad de los casos de enfermedad de Alzheimer en todo el mundo podrían atribuirse a factores de riesgo ya conocidos. Tomar medidas inmediatas hacia estos factores de riesgo conocidos tal vez podría prevenir hasta una quinta parte de los nuevos casos previstos para 2025.
-
Los costes mundiales en demencia en el año 2010 se han estimado en 604.000 millones de dólares, la mayor parte en los países del G8. La prevención de la demencia podría así no sólo evitar mucho sufrimiento humano sino que, además, ahorraría enormes sumas de dinero.
-
Hacemos un llamamiento a los Ministros de Salud de los países del G8 para que aumenten de modo muy considerable la financiación del gobierno para la investigación sobre la prevención de la demencia.